Si la vida fuera un video juego, el amor sería la etapa mas brigida. Esa donde la princesa (o el princeso) es completamente inalcanzable. Se te vienen a la mente montones de maneras de poder cantar victoria, pero esta se ve cada día mas lejana.
Las cosas que estamos dispuestas a hacer por amor son infinitas. Acá les hablaré de las que he hecho yo (weonamente)
1. Interesarme por cosas que en realidad, no me interesan:
Típico conoces a alguien que te gusta, pero como la cosa no es solo física y se debe poner algo de mente nos damos el tiempo de recorrer esa maraña de circuitos. La gente tiene gustos variados, y en lo personal me ha tocado de todo. Desde personajes que me regalaban flores sacadas de un cementerio, en lo que era una suerte de fantasía gótica; hasta otro que gustaba de ver como los perros cagaban en la calle. No quiero saber que fantasía era esa.
Dentro de esos gajes es cuando tienes que dartelas de conocedora. A todos les gusta música diferente, escritores distintos, películas raras, etc. Pero el más difícil de todos, era uno que gustaba del cine alemán. Tuve que recorrer tanto video club alternativo (sí aún existían los video clubs en ese tiempo). Dentro de ese paseo extraño por estos sucuchos conocí a otras personas que también fueron super interesantes. La mayoría eran tipos bien ñoños que con suerte habían perdido la virginidad. Yo andaba en busca de perderla, pero en realidad perdí mas plata arrendando películas que tirando con este personaje. Al final de ese tiempo me volví una conocedora del cine alemán expresionista del 20. Ahora es de mis géneros del cine favoritos. Siempre uno debe aprender de la gente y quedarse con las cosas buenas. Lo bueno de esa relación enfermiza que termino con mi desvirginación de la manera menos glamorosa y rasca del mundo; fue que aprendí mucho de cine. No de sexo.
2. Comer comidas que en realidad nunca te gustaron:
Oh dios! esto es lo peor. Una vez uno de mis pololos me invitó a comer a su casa. Yo de por sí soy bastante mañosa y por ejemplo jamás como pescado que no haya sido cocinado por mi madre; o bien carne que no haya visto como fue su preparación. De hecho evito comer carne. El tema era que, ese día en su casa hicieron pescado frito. Sentada en una mesa gigante, con todos los parientes del que era mi pareja en ese entonces, y mi pareja por supuesto; todos esperando a ver si me había gustado o no el pescado. Miré el plato, delicadamente decorado con perejíl. Miré a mi pareja con cara de perro muerto pidiendo auxilio. Mi pareja me mira con cara de "please come algo". Mi suegra mirando con cara de "ojala se lo coma todo". Me dije a mi misma... misma, "vo dale". Me metí un bocado del pobre Nemo a la boca y me puse a toser como contratada. Tosí hasta que me salió tos de perro, los comensales asustados tratando de ver que sucedía se acercaban. Me levanté al baño, tome un poco de agua, me retoqué el maquillaje y digna volví a la mesa. Mi suegra me pregunta "¿esta bien, mijita?" y yo "sí, obvio. Es sólo que tengo una alergia terrible al pescado". Me dió un poco de pena porque sabía que mi suegra se había esmerado cocinando. Me retiró el plato y yo también fui retirada de la mesa; y de la relación también. Él no podía soportar que yo no apreciara las delicias culinarias de su madre. Mamón.
3. Reír con chistes realmente fomes:
Simple, a los hombres les encanta ser divertidos, ser los reyes de la fiesta. A las chicas por lo general les encantan los hombres-florero. A mi me apestan. Este es el caso de otro ex que le gustaba ser el centro de mesa de cualquier living-comedor. En primer lugar, este tipo era medio sordo, por lo que no hablaba, gritaba. Segundo, le gustaba vestirse tipo Elvis. Sí... yo no se que cresta le encontré cuando me enamoré de él. Tercero; era bien fome y aweonao. Típico en las reuniones familiares que el tiraba una talla, nadie se reía, lo que era la reacción clásica, y él buscaba apoyo en mí. Quién automáticamente lanzaba un "Ja!". Y con eso me aseguraba que personaje no me diera un sermón sobre el compañerismo en las relaciones. Terrible era reirte siempre, no porque fuera divertido, sino por obligación. En esos momentos pensaba "¿cómo vivirán estas personas que les pagan por reir? reidores profesionales". Ellos tienen que reir de todo, y les sale tan natural. Un día en la tele entrevistaron a la reidora del "Morandé con Compañia"; en esta ocasión la dama decía que su secreto para reír como contratada, porque de hecho le pagaban por hacerlo; era imaginarse a alguien en particular con alguna ropa interior extravagante. Empecé a imaginar a mi ex con un sombrero de vaquero de caña; botas celestes con flecos y un sutier con un elefante que cubriera el pene. Me reía a toda boca, cada día me fue más fácil reir de sus chistes asquerosamente fomes. De repente lo imaginaba bailando, domando palomas, o gritando "liberad homosexual" en medio de una marcha nazi, lo que me daba mas risa... pero a la hora del sexo, me eliminaba mi líbido completamente. Así murió otra relación.
La lista de estupideces por amor es enorme, y suma y sigue; sin embargo, esta servidora esta aburrida de tener que comer obligada, reir por obligación y fingir interés en cosas que olvidará a los 10 minutos (tengo problemas de memoria a corto plazo, cambiar mi número de teléfono celular es tragedia griega).
Si usted tiene alguna otra experiencia penca en el tema de la conquista o mantención del amor, favor compartir, y recordar que todo lo que hacemos.... es por amor, y el amor lo puede todo. Excepto salvar a los niños de África.
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