En cierto punto nunca me gustaron los gatos, ni los animales en general, pero digamoslo... los gatos son tan webiables que es imposible no quererlos. Estos bichos son como los Pokémon (o así lo veía yo); por cada tontera que le hacías le sacabas un super poder nuevo.
Caso 1: Gato Mareado
Que cosa mas divertida que ver un gato mareado, que con sus patitas se resbala por todo el suelo, que no es capas de ponerse en pie, que zapatea como ebrio de Septiembre. Te muestra la lengua y los ojos o se les ponen mas chicos o mas grandes dependiendo de cuantas vueltas hayas dado. Es como ver al dueño en estado etílico. Por eso dicen que los animales se camuflan con los dueños.
Caso 2: Ataque Gatuno Sorpresa
Clásico; vienes llegando de un carrete, no quieres meter ningún ruido. Va todo increíblemente bien, eres un ninja graduado... hasta que el gato te salta en las piernas. Por que a los gatos les encanta asustarte y atacarte especialmente en las piernas. ¿Cuál cresta es la gracia de tener las piernas rasguñadas? Eso es algo que mi gata no entiende...
Caso 3: Gato Enojado
Igualito que jugar a las quemaditas. A ellos les baja el amor cuando quieres y no cuando TU quieres. Les importa un carajo que andes mas amorosa que nunca, que te salga el amor por los poros... Si andan con la tontera te van a atacar y no será sorpresa. Se puede ver como las orejas se incorporan hacia atrás, te echan la choriá haciendo ese ruido extraño como si fueran un rociador... es una clara advertencia... pero como a uno le encanta fastidiar a su gato, sigues webiandolo hasta que zas! se te tira al brazo...
Y duele bastante.
Moraleja: No webee a su gato si no quiere que lo webee de vuelta. Yo no pesco a mi gata hace 1 mes de forma experimental y ahora me despierta todas las mañanas con un languetazo en mi mejilla.
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